Acerca del Trabajo

10.09.2010 18:41

Cuando hablamos de trabajo lo primero que se nos viene a la mente es ¿cuánto se gana con ese trabajo?, quiere decir que nuestro enfoque es netamente monetarista o económico. En muchos ambientes cristianos cuando se habla de trabajo pensamos que hay dos tipos de trabajo, uno sagrado y consagrado como el de los pastores, profetas, apóstoles, etc.; y otro tipo de trabajo el “secular” y por lo tanto mundano, en el que están agrupados los médicos, artesanos, agricultores, etc. Pero estas ideas acerca del trabajo están  muy distantes de la idea que presenta las Escrituras.

Adicionalmente, nos parece que la Iglesia actual en general y muchas organizaciones cristianas como las Universidades, los Colegios, las Agencias misioneras y otras han renunciado a las consecuencias de la fe. Se centran sólo en los aspectos espirituales de la fe, renunciando a la mayordomía de la Creación. Los creyentes están dejando en manos de los no creyentes la mayordomía de la creación, y el resultado es que el no creyente administra como dueño y no como mayordomo esa creación.

Con respecto a nuestra formación misionera ésta ha sido diseñada y esta siendo desarrollada con un enfoque dualista. Hemos espiritualizado tanto el mensaje que, a veces, incluso se ve como “mundano” y “carnal” al creyente cristiano que dirige sus esfuerzos a la investigación, a la creación artística o al desempeño de su trabajo o negocio para desarrollar su ministerio misionero.

Qué nos dice la Biblia

Génesis 1 nos presenta a un Dios trabajador. La Biblia se inicia con un “En el principio Dios creó los cielos y la tierra. La primera acción de Dios descrita en la Biblia es que Dios trabajó, creando. Los días de la creación hacen una semana de trabajo.

Lo que nos enseña la Biblia es un conjunto de imágenes de Dios como trabajador. Dios en la Biblia es un pastor, un alfarero, un arquitecto y constructor, un jardinero, un agricultor, un músico, un artista. La Biblia nos presenta esta realidad, la naturaleza de Dios es que Dios es un trabajador.

Ver a Dios como trabajador no es el cuadro completo, pero sí nos marca mucho de su persona. Y esto es necesario entenderlo cuando hablamos de la creación del ser humano, ya que Dios afirma que nosotros hemos sido hechos a su imagen y semejanza. Tal como es la persona de Dios, así es nuestra persona.

Así es como Dios hizo al hombre antes de la caída. Pero a su vez, el trabajo no es una consecuencia de la caída, no es una maldición bíblica, sino que es parte de la persona de Dios. Aunque el hombre jamás hubiera pecado contra Dios, seríamos igualmente trabajadores. Esto es algo que conservamos de la situación anterior a la caída. Sin embargo, el trabajo también ha sido afectado por la caída, de hecho no hay nada que no haya sido afectado, pero el trabajo en sí no es una maldición.

Génesis 2 nos informa que hemos sido hechos para parecernos a Dios y reflejar lo que Dios es. Nosotros somos trabajadores porque estamos hechos a la imagen de un Dios que es trabajador. Tenemos que estar ocupados en actividades creativas y llenas de propósito. Está en la esencia de lo que somos.

También forma parte del plan de Dios el descanso. Cuando Génesis 2:2 nos dice que al séptimo día descansó, necesariamente no nos está diciendo que Dios estaba cansado y que necesitaba descanso. Tiene una implicación de disfrutar aquello que había creado, de gozarse del trabajo realizado. El descanso complementa al trabajo y nos permite disfrutar de aquello que hemos realizado.

Asimismo, se nos informa que vio Dios lo que había creado y le pareció bueno. La finalidad de este versículo no es Dios, sino el ser humano. Es importante que nosotros sepamos que toda la creación es obra de Dios. Es importante que sepamos también que, aunque vemos un mundo imperfecto y caído, que a veces se vuelve contra el mismo ser humano con fuerzas telúricas, sigue manteniendo algo bueno de Dios, y que, por lo tanto, esta a la espera de su redención.

El mundo material no es intrínsecamente malo. Lo material es bueno, porque es creación de Dios. No hay dos esferas separadas, el mundo de lo espiritual que es bueno, y el mundo de lo material que es malo. El primero creado por Dios, el segundo, como producto de la desgracia. Ambos son obra de Dios, y ambos son igualmente buenos.

El mandato cultural, de llenar la tierra y sojuzgarla, representa el concepto de mayordomía, que es un concepto muy rico. Implica trabajar con Dios. Lo que significa es que la importancia y el valor de nuestro trabajo tienen que ver directamente con cuánto está conectado con el trabajo de Dios. La creatividad humana está íntimamente relacionada con el trabajo creador de Dios. Dios crea de la nada, nosotros creamos con los elementos que el nos ha dado. El ha creado los colores, nosotros los combinamos para hacer algo artístico y bello. En el Génesis Dios crea a los animales, pero luego es el hombre el que les pone nombre, aquí hay compañerismo, un modelo para explicarnos el trabajo del ser humano. El hombre es invitado a añadir su creatividad al trabajo creativo de Dios. El hombre tiene ambas, gran responsabilidad y a la vez gran libertad. Cuando trabajamos entramos en un compañerismo especial con Dios. Cuando trabajamos ayudamos a llevar a cabo sus propósitos en la tierra. Dios transforma la realidad, hace su voluntad, a través de nuestro trabajo. El mandato cultural que Dios dio a Adán y a Eva es el de compartir el trabajo de Dios. Desde el principio Dios preparó el jardín para confiarlo en nuestras manos. Dios quería que trabajásemos en cooperación con Él.

Lo que Génesis dibuja es al hombre como colaborador en la creación de Dios. El hombre está hecho a la semejanza de Dios, y esa semejanza tiene por lo menos dos facetas. En primer lugar el ser humano es un ser espiritual, lo que le distingue del resto de los animales, y que tiene la capacidad de relacionarse con Dios que es espíritu. Pero en segundo lugar, el ser humano tiene una semejanza de propósito, el ser humano ha sido creado para cumplir con los propósitos de Dios y para identificarse con ellos. Nuestro trabajo es cuidar de la creación de Dios. Somos los mayordomos de esa creación.

Jesús y el Trabajo

Como en todos los ámbitos, al hablar sobre el trabajo Jesús también es nuestra modelo de referencia. La primera cosa que podemos resaltar es su forma de enseñar. Jesús enseñaba las grandes verdades del evangelio a través de historias cotidianas. La mayoría de ellas era tomada de ejemplos de las actividades diarias de la gente, de los entornos de su trabajo. La mayoría de historias tenían que ver con la agricultura, con la pesca y con la ganadería, historias que la gente vivía cada día.

Pero es que Jesús nos enseña una tremenda verdad a través de la historia de su vida. La vida de Jesús habla tanto a través de sus palabras como a través de sus silencios. La mayor parte de la vida adulta de Jesús la dedicó a trabajar, de hecho su ministerio público abarca un período como de tres años, el resto de su ministerio, el ministerio privado duró desde los 12 a los 30 años. Ese fue el período más largo de su ministerio, 18 años de ministerio privado. Yo no puedo pensar que el hijo de Dios, Dios hecho carne, pasara 18 años de su vida sin ministrar al ser humano, es imposible. Por alguna razón prefirió pasar la mayor parte de su vida en la tierra en esta clase de ministerio, a través de su trabajo diario, y así servir a Dios y dejarnos un ejemplo esencial para nosotros. Especialmente si tenemos en cuenta la claridad de sus ideas cuando nos deja su último testimonio antes de los 30 años, su frase es: en los negocios de mi padre me es preciso estar. Yo creo que esos 18 años estuvo en los negocios de su padre. Él nunca perdió esa perspectiva, y esos años de ministerio privado a través de su trabajo nos hablan tanto como los tres años de su ministerio público. ¿Cómo debía ser el trabajo de Jesús? ¿Cuáles debían ser sus conversaciones? ¿Cómo debía ser su trato con clientes y proveedores? Desde luego que tenía un concepto de la justicia y del mercado muy estructurado, porque al inicio de su ministerio echa a los mercaderes del templo, acusándoles de haber convertido el templo de Dios en una cueva de ladrones.

Conclusiones

·         El significado del trabajo para nosotros como creyentes reside en encontrar formas en las cuales podemos expresar a través de nuestro trabajo, principios bíblicos, mayordomía, servicio, creatividad, testimonio, verdad, construcción de relaciones significativas, etc. Nuestro trabajo debe volver a ser lo que Dios pretendió en el origen, que fuera una colaboración con el suyo y en nuestra actualidad la restauración de la creación.

·         Nosotros que pertenecemos al reino de Dios, debemos tener un modelo de trabajo diferente al del mundo. Para ellos puede ser sólo una forma de ganarse la vida, algo inevitable, algo pesado y sin sentido, pero para nosotros debe ser un acto de adoración a nuestro Dios Creador.

·         Debemos buscar y encontrar formas de conectar nuestro trabajo con nuestro llamamiento a las misiones. Colosenses 1:10 dice: “Así podrán vivir de acuerdo con lo que el Señor quiere, y él estará contento con ustedes porque harán toda clase de cosas buenas y sabrán más cómo es Dios”. Lo que este versículo nos esta diciendo es que a medida que vamos aprendiendo cómo trabaja Dios, entonces nosotros aprenderemos cómo hacer nuestro trabajo acorde con nuestro llamado misionero.

 

Autor: Eduardo Núñez Marcos. Este artículo es parte de un trabajo monográfico en el curso de Filosofía del Contexto de la Teología, en la Maestría en Misiología, UNELA. San José, Costa Rica. Abril, 2010.